Fibra Óptica para Todos

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Edwin Estrada Hernández

Director Centroamérica, NAE. 

Luego de la apertura del mercado de telecomunicaciones nuestro país ha experimentado incremento en la penetración de los diferentes servicios disponibles al público, destacándose el número de líneas de internet móvil que aumentaron de 13 por cada 100 habitantes en el 2010 a 92 en el 2019; mucho más rápido que las líneas fijas que pasaron de 8 por cada 100 habitantes en el 2010 a solamente 18 en ese mismo periodo.

Dicho comportamiento se dio por varias razones, entre las que destacan la novedad que significaba poder acceder de una manera rápida y sencilla a un dispositivo móvil inteligente, el cual nos permite estar conectados con el mundo, siendo que además las redes móviles son relativamente más rápidas de desplegar, aunado a la obligación contenida en los contratos de los operadores móviles de despliegue de red en determinadas áreas de cobertura. Debido a lo anterior, el comportamiento de los consumidores se circunscribía a tener a la mano un teléfono que nos permitiera estar conectados 24/7 en cualquier lugar; por su parte, el despliegue de las redes fijas representa un reto más complejo ya que requieren la implementación de kilómetros de infraestructura, aunado a que el uso en los hogares se limitaba básicamente a horas de la noche cuando retornábamos de nuestros obligaciones laborales y estudiantiles, utilizándolas principalmente para bajar contenido, principalmente de ocio, lo que significaba que, en principio, los paquetes de servicios con más demanda eran aquellos que ofrecen velocidades asimétricas, ergo más capacidad de bajada que de subida de datos.

Debido a la pandemia que estamos atravesando, los usuarios tuvimos que recluirnos en nuestros hogares y desde allí continuar ejerciendo nuestras labores cotidianas: trabajo, estudio e incluso creando nuevas oportunidades ante la pérdida de fuentes de generación de ingresos, siendo el común denominador de todas estas actividades, el aumento en la demanda de la calidad y la velocidad de los servicios de telecomunicaciones, especialmente el Internet, convirtiéndose en la herramienta fundamental para esa “nueva normalidad”.

Debido a esta nueva situación, como país se hace necesario tomar las acciones pertinentes para poner a disposición del mercado, redes de telecomunicaciones robustas y escalables que sean capaces de soportar la creciente cantidad de datos que transitan por ellas y que ofrezcan velocidades de 3 dígitos.

Si bien es cierto, le legislación costarricense, de acuerdo al Principio de Neutralidad Tecnológica, posibilita a los operadores, escoger las tecnologías por utilizar para llevar sus servicios a los usuarios, deben garantizarse las condiciones de calidad requeridas por la demanda; siendo éstas, como hemos visto, cada día mayores, no solo porque hay que satisfacer a los 3,18 habitantes promedio por hogar, según la Encuesta Nacional de Hogares, 2019 y 2020; sino que además porque cada día se conectan más dispositivos a la red, debido al uso del internet de las cosas, a la inteligencia de datos, la inteligencia artificial y muchas otras aplicaciones que requieren altas capacidades y velocidades.

De las tecnologías que están a disposición y que cumplen con los parámetros requeridos, definitivamente la fibra óptica es la más conveniente, ya que tiene una serie de ventajas tales como permitir una transmisión de datos a alta velocidad, ofrece un mejor ancho de banda, es Inmune a interferencias electromagnéticas, mejora la calidad de los datos (vídeo, sonido), más seguridad de red, presenta una gran resistencia, ofrece la posibilidad de ampliar la red cuanto sea necesario, únicamente añadiendo elementos pasivos, siendo además más amigable con el medio ambiente.

Por otra parte, el despliegue de la tecnología 5G, la fibra óptica juega un rol central al habilitar la disponibilidad de emplazamientos para muchas más antenas que en el pasado, ya que por las características técnicas de las frecuencias que se utilizan, especialmente en zonas de alta densidad poblacional, es necesario contar con una mayor cantidad de sitios.

Otro desafío que enfrentan las redes de cobre es el incesante robo de cables, lo cual genera pérdidas millonarias, condenando además a muchas personas a estar sin Internet y telefonía por tiempo indefinido; solamente entre el año 2020 y lo que llevamos de este año se han reportado 928 sustracciones que afectan a comunidades en al menos 46 de los 82 cantones del país, situación que aporta un incentivo para planificar y ejecutar de manera inmediata la transición tecnológica a redes de fibra, ya que este material no tiene utilidad comercial para las bandas dedicadas a este ilícito.

Por su parte, la regulación es un elemento fundamental para lograr modelos creativos que hagan más eficiente la inversión y aceleren el despliegue de redes de fibra de acuerdo con las tendencias de la industria, tales como proyectos compartidos y acuerdos mayoristas.

Es necesario que cualquier país tenga al menos una red de fibra óptica comercial como objetivo principal en la transformación digital, por lo que todas las Naciones están realizando a nivel institucional esfuerzos para apoyar y favorecer el despliegue de estas redes, conjuntamente con las empresas Telco, una vez demostrada la necesidad que esta infraestructura supone para el desarrollo y avance digital en todos los ámbitos de la sociedad; el Gobierno de la República debe redoblar esfuerzos para crear las condiciones para que los operadores pueden invertir en despliegue de fibra óptica en aras de llevar servicios de calidad a todos los habitantes y las industrias, Costa Rica no se merece menos.

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